Saber cómo acariciar un gato correctamente es fundamental para hacer a tu mascota feliz.
A través de las caricias y los mimos puedes conseguir que tu gato se relaje e, incluso, que se quede dormido. Sin embargo, si no le acaricias correctamente, el efecto conseguido puede ser el contrario: estrés y antipatía.
Al contrario de lo que sucede con otros animales, acariciar a un gato puede ser complicado: por un lado, es necesario saber cuándo le apetece sentirse acompañado y relajarse; por otra parte, existen multitud de puntos clave que debes conocer.
Dónde y cómo acariciar un gato: 4 puntos clave
Saber dónde acariciar a un gato es fundamental para hacerle sentir relajado y conseguir que se duerma. ¿Sabes cuáles son las partes de su cuerpo que debes estimular?
- La zona situada entre las orejas: siempre de manera suave, y acariciando también la parte trasera de la orejas. ¡Pero nunca el interior!
- La barbilla: debajo del hocico y también a los lados, en los puntos donde la mandíbula se une con el cráneo.
- Las mejillas: debajo de las orejas, siempre con cuidado de no tocar los bigotes.
- El lomo: comenzando en la nuca y hasta la base de la cola.
Cosas a evitar al acariciar un gato
Pero no basta con saber cómo acariciar un gato: también es importante conocer los puntos prohibidos y los movimientos a evitar.
- La mayoría de los gatos no quieren que les acaricies la tripa, aunque a otros les gusta, siempre y cuando las caricias vengan de una persona de total confianza.
- Muy pocos gatos disfrutan siendo acariciados en la cola.
- Evita las patas y las zarpas.
- Acaricia siempre a tu gato en la dirección del pelo y nunca al revés.
- Recuerda que, al contrario de lo que sucede con los perros, a los gatos no les gusta ser palmeados.